La lectura y sus actores

La lectura y sus actores
Autores:

Ligia Cecilia Alzate Suárez
Juan Esteban Hincapié Atehortúa
Facultad de Comunicaciones y Filología

No hay amigo tan leal como un libro
Ernest Hemingway


Tiempo de dedicación

20 minutos

Indicaciones

Encontrarás las diferentes definiciones relacionadas con el acto de lectura: qué es leer, los diferentes actores que interactúan en la lectura y la lectura académica, entre otros. El propósito de este material es el reconocimiento de los elementos involucrados en la lectura.

Actores

Los autores construyen sus textos con el propósito de que los lectores los comprendan, pero es importante tener en cuenta que el significado está en el autor y en el lector, y que el texto tiene la capacidad de evocar significados. La comprensión será influenciada por el grado de capacidad que tenga el escritor para construir el texto y el lector para reconstruirlo y configurar su significado. Las características del escritor, texto y lector serán las que influyan en el significado resultante. El texto depende en igual medida de la idea que el escritor tiene de las características de sus lectores como de sus propias particularidades. En todo acto de redacción, el escritor se ve influenciado o motivado por sus propios valores, conceptos y experiencias.

En los acontecimientos de lectoescritura existe un contrato implícito entre el lector y el escritor. Desde el punto de vista del escritor, este contrato significa que el lector quiere comprender y tratará de hacerlo. Ningún texto puede estar tan bien construido que pueda ser comprendido sin mediar la activa participación del lector que trata de darle sentido. El escritor puede crear solo la posibilidad de comprensión haciendo uso efectivo de las formas y estructuras de la lengua escrita para expresar ideas bien formuladas, comprensibles y adecuadas a la audiencia propuesta. Un texto eficaz es el que no solo expresa el significado que pretende transmitir el autor sino el que es comprensible para todos los tipos de lectores. La representación del significado debe ser tan completa que responda a las necesidades, esquemas, antecedentes e intereses de los lectores.

En este contexto, en el proceso lector o en la lectura existe un conjunto de engranajes para que su ejecución sea óptima, es decir, cada actor o engranaje hace parte del sistema, con un objetivo común: comprender el texto por medio de la lectura, de este modo, en el proceso lector se pueden identificar tres actores. A continuación, una breve explicación:

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Es quien produce, por medio del lenguaje, un texto portador de significado con una determinada intención comunicativa, y tiene existencia, al igual que el lector, como sujeto social. Conforme se desarrollan en el lector las capacidades de observación, interpretación y análisis, llega a comprender los textos y a entender lo que el autor ha querido comunicar a través de lo que escribe. Así mismo, para interpretar un texto, argumentar acerca de la información que comunica y proponer soluciones o hipótesis, es necesario comprender lo que dice, para eso es importante que el lector identifique el propósito o intención que motivó al autor o autora a escribir, y que, a su vez, el lector propenda por que dicho propósito sea transparente para el lector.

Generalmente, un autor puede redactar un texto para informar, recrear la imaginación o para persuadir; bajo estas condiciones la intención del autor puede ser explícita, que se encuentra en la superficie del texto, o implícita en la que el lector debe inferir o deducir el propósito del autor en la lectura del texto.

Así, en este escenario, el autor es el emisor del mensaje en el circuito de la comunicación lo que implica una estrecha relación con cada uno de los elementos que componen el texto y su dinámica comunicativa. Por ejemplo, el código en el circuito de comunicación es regulado por la cohesión del texto.

Es la unidad fundamental de la comunicación verbal humana. Por lo tanto, el texto es el vehículo central en la comunicación, lo que conlleva a analizarlo y abordarlo desde diferentes perspectivas. Un ejemplo de ello es entender el texto a partir de su etimología latina textus (tejido), es decir, un mensaje que se teje.

Un texto es un “enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos” (DLE, 2019), una secuencia de signos lingüísticos, producida por un escritor en una situación concreta, con una intencionalidad comunicativa específica que el destinatario debe actualizar y retroalimentar. Además, está compuesto por una secuencia de ideas que conforman un tema controlado por una línea temporal (pasado, presente o futuro) en un espacio determinado.

Hay una serie de reglas que mantienen los elementos del texto en armonía: Beaugrande y Dessler, en su obra de (1997) Introducción a la lingüística del texto, presentan siete criterios de textualidad orientados a identificar la estructura interna del texto, relacionados a continuación:

Aceptabilidad: son las expectativas que tiene el lector en el momento de efectuar la lectura del texto, estas expectativas (positivas o negativas) están mediadas por los conocimientos previos del lector sobre el tema tratado en el texto.

Situacionalidad: es la información que delimita el contexto de la comunicación; en otras palabras, se puede pensar, por ejemplo, la edad del lector en el momento de enfrentarse a un texto determinado, como es el caso de la lectura de la Odisea de Homero: como texto narrativo, la edad del lector delimita el efecto de la obra literaria. El significado de la Odisea para un lector de 15 años puede ser un relato de aventuras, para un lector de 30 puede ser la búsqueda del padre y para un lector de 45 años puede ser el regreso a casa. Ahora bien, imaginen, entonces, el significado de la Odisea para un lector de 70 años. En estas posibilidades mediadas por la edad, la reflexión que se puede derivar de la lectura del texto cambia a lo largo del tiempo, gracias a las diferentes experiencias y los nuevos conocimientos del lector; en consecuencia, la situacionalidad enmarca los datos que se pueden obtener alrededor del texto en el ejercicio de lectura.

Informatividad: es la integridad de la información transmitida en el texto; por ejemplo, su veracidad. En este escenario, la informatividad de un texto se mide si la fuente del contenido de la información se puede rastrear y verificar bibliográficamente.

Coherencia: es el control por parte del autor de los diferentes elementos característicos del texto que permiten comprenderlo e interpretarlo como una unidad de significado global; por ejemplo, en un texto de tipo explicativo-expositivo la adecuada relación entre el título, que anuncia el tema del texto y los diferentes párrafos que lo configuran garantiza un significado completo del texto.

Cohesión: es el conjunto de elementos de una lengua organizados y combinados según los acuerdos actuales, como los encontrados en la Nueva gramática de la lengua española del 2009 o la Ortografía de la lengua española del 2010. Por ejemplo, el número en el siguiente enunciado: “La casa roja”, la coordinación en singular entre artículo, sustantivo y adjetivo expresa el correcto funcionamiento de la cohesión en un solo aspecto; no obstante, en el momento de revisar la cohesión de un párrafo también se deben tener en cuenta otros aspectos gramaticales como el género, el tiempo, la clase de palabra, su función en la oración, la relación con la puntuación entre otras características. De esta manera, se garantiza una adecuada comprensión de la coherencia del texto.

Intertextualidad: es la presencia activa de un texto en otro o la integración de un texto con muchos otros, con el propósito de amplificar una idea previa. Un ejemplo representativo en el mundo académico se puede encontrar en las dos formas generales de citación en un texto, a saber, la cita directa o la cita indirecta. La citación permite incluir en el texto diferentes perspectivas sobre el tema tratado, también, a través de la citación se pueden incluir otras voces (de otros textos) para debatir o explicar un tema.

Es quien construye un significado a partir del texto en ausencia del autor. Es un actor crucial en el proceso puesto que es exclusivamente él o ella quien reconstruye el sentido del texto. Es el lector quien establece una relación afectiva con el texto. Este actor guarda una estrecha relación con las funciones del lenguaje en el circuito de la comunicación; por ejemplo, un texto argumentativo enfatiza la función apelativa del lenguaje, porque este tipo de texto quiere convencer o persuadir al lector o receptor del mensaje de algo a través de una tesis que se sustenta, comprueba o se explica por medio de argumentos o datos. Una vez generado el texto escrito pasa a tener una existencia independiente a la de su autor como sujeto social, pero no puede tener una existencia independiente de sus lectores, pues como objeto verbal, el texto solo existe en una relación dialógica o de intercambio que establece con un lector. El texto es un escenario que exige la cooperación interpretativa del lector para la construcción del significado: de este modo, existe un principio de cooperación del lector con el texto: leer no es un acto neutral, pues entre lector y texto se establece una serie de relaciones complejas y de estrategias singulares. El texto requiere que su lector realice ciertos movimientos cooperativos y cualquier texto postula esta cooperación del lector como condición de su lectura. Así pues, el significado no reside como algo ya hecho y definitivo en el texto, y, por supuesto, tampoco en el lector, sino que sucede o se genera durante la interacción entre texto y lector.

Todo texto es un tejido, si partimos de su etimología latina textus, es el lector con sus lecturas y relecturas quien se encarga de recrear ese tejido, de zurcirlo o coserlo. Si todo texto es una polifonía o, mejor aún, una sinfonía, entonces sus diversas voces solo existen porque son atentamente escuchadas por el oído de un lector activo que las organiza, comprende y finalmente interpreta.

Lectura académica

Material complementario

¿Por qué es importante la lectura?

Referencias bibliográficas