Iniciemos con el ejemplo clásico de la receta de cocina para entender qué es el software libre: imaginemos que nuestra abuela nos hace un pastel que queda riquísimo. Luego de comerlo, le pedimos que nos comparta su receta y ella lo hace con mucho gusto. Días después, para una reunión de amigos, hacemos el pastel, pero le agregamos un ingrediente nuevo a la receta y compartimos el resultado. A nuestros amigos también les gusta mucho y nos piden que compartamos la receta, lo cual hacemos. A medida que preparan el pastel, cada uno de ellos le agrega o quita materiales a la receta, creando una propia.
Ahora, imaginemos que al momento de comprar nuestra lavadora (pastel), el fabricante nos hubiese entregado el código fuente que hace que esa funcione (receta), y nosotros lo modifiquemos para que, al momento de terminar el proceso de lavado, nos envíe una notificación a nuestros celulares (ingredientes de más).
Esto que acabamos de leer es la filosofía sobre la que se fundamenta el movimiento del Software Libre que, si bien el término podría no ser familiar para muchas personas, convivimos con software de este tipo todo el tiempo. Veamos algunos ejemplos:
- Moodle: la herramienta que usamos en Ude@ para nuestros cursos virtuales.
- Android: uno de los sistemas operativos móviles más populares en la actualidad.
- Firefox: uno de los navegadores más importantes y populares.
- Qt framework: Tal vez sea poco conocido, sin embargo, las aplicaciones que usa este como base de su funcionamiento son muy populares, entre ellas tenemos: la suite de Adobe, Skype, Teamviewer, Mathematica, Autodesk Maya, Telegram, Virtualbox, etc.
Como podemos ver, el software libre nos rodea, pero ¿cuál es su importancia en la educación? Antes de responder esta pregunta, revisemos cuándo se considera que un software es libre y cuándo no.
Existe una idea popularizada que indica que el software libre es gratuito, lo cual no es cierto. Tal vez la confusión se debe a que el nombre proviene del término en inglés Free Software, cuya primera palabra la podemos traducir como ‘libre’ o ‘gratis’. Sin embargo, en este contexto, la traducción correcta es la primera acepción, esto significa que el software libre puede ser comercializado. Las siguientes características son las que determinan que un programa sea considerado dentro de esta catalogación:
- Poder usar el programa con cualquier propósito: retomando el primer ejemplo, poder hacer nuestro pastel siempre que queramos y para quienes queramos.
- Tener la posibilidad de estudiar cómo funciona el programa y poder modificarlo: conocer la receta y poder agregar o quitar ingredientes.
- Poder distribuir copias: compartir la receta de la abuela a nuestros amigos.
- Poder hacer modificaciones y compartirlas: cuando agregamos o quitamos ingredientes y lo compartimos con nuestros amigos.
El software libre nos da la posibilidad de obtener, ya sea gratis o pagando, una herramienta que nos permite hacer una tarea específica: editar una imagen, escribir un texto, comprimir un archivo, etc. Pero también nos da la posibilidad de estudiar cómo está construido, corregir errores, agregar características, entre otras opciones. Esto supone, por un lado, un gran potencial de avance tecnológico al no estar supeditados a lo que una empresa desarrolle, sino que muchas personas en el mundo contribuyen con sus conocimientos a la mejora o corrección de los programas. Por otro lado, existe un gran aporte a la democratización del conocimiento, pues el software deja de ser una “caja negra” y el conocimiento detrás de su construcción es de acceso libre.
Para quienes no son desarrolladores, también existen ventajas en el uso de estos softwares. Entre ellas resalta que la mayoría de estos programas son gratis o de menor costo que su competencia privada. Hay otras no tan visibles y es que estos proyectos, al abrir la posibilidad de que cualquiera pueda aportar características o corregir fallas, definen tipos de softwares muy robustos. Como ejemplo tenemos a Firefox, el navegador con mejores características del mercado. Si bien Google Chrome —el segundo mejor navegador— es privado, está basado en el navegador Chromium que es libre. Como estos, podemos encontrar otros ejemplos en campos como ingenierías, comunicaciones, arte, lenguas, etc.
Queda claro que muchos de nosotros usamos en nuestro día a día software libre, ya sea para nuestro trabajo o nuestro estudio. Los invitamos a conocer un poco más sobre estos y reconocer las posibilidades de aporte que tenemos a la mano. Muchas veces no es necesario ser programador, basta con enviar un correo cuando algo va mal.
Sigifredo Escobar
Desarrollador Front-end – Ude@ Educación Virtual