El juego es una palabra que representa la infancia y la etapa escolar de los seres humanos, y en algunos casos también la adultez. Sin duda, jugar implica movilizar las relaciones con los otros y lo otro, permite disfrutar del tiempo y la familia, construir amistades, conocer el barrio, disfrutar la casa y amar la escuela. Además, el juego ha sido promotor de habilidades que son cotidianas para los adultos, como tomar decisiones, relacionarnos, cortar, pegar, esperar un turno, bailar, focalizar la atención en una o varias tareas al tiempo, seguir reglas básicas, entre otras. De esta manera, el juego es el motor que ha impulsado, desde la infancia, la consolidación de aptitudes y destrezas necesarias para la vida en sociedad.
Hoy nos preguntamos por el lugar que tiene el juego en la educación superior. Y gracias a esa pregunta hemos empezado a develar de qué manera el juego está presente en los procesos académicos de los estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia a través de Juegos: entre aulas y pantallas, una estrategia que se propone visibilizar las experiencias significativas que los actores educativos han tenido en sus procesos de aprendizaje mediados por el juego o la gamificación. Para ello, hemos entrevistado a maestros y estudiantes que han transversalizado su práctica desde el juego y que han cosechado reflexiones críticas y propositivas sobre su uso. Estos diálogos no se quedaron ahí, sino que se consolidaron en tres documentales, los cuales te invitamos a explorar haciendo clic aquí.
Por último, y para que esta nota no sea un spoiler de lo que ha sido esta apuesta, te invitamos a usar herramientas y recursos como el juego, la tecnología, la gamificación y las experiencias significativas en tus procesos de enseñanza-aprendizaje y hacer eco de todas las estrategias, alternativas, posibilidades y referentes que pueden potenciar la práctica educativa a través del uso del juego como una excusa.
Ude@ Educación Virtual Vicerrectoría de Docencia Universidad de Antioquia
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Jugar es divertido y útil, porque nos permite mejorar habilidades como el pensamiento crítico, el pensamiento estratégico, la creatividad, la atención, la memoria y la velocidad de respuesta. Jugando trabajamos en equipo y salimos de la rutina para entrar en mundos paralelos, con reglas distintas a las que nos acogemos con gusto. Jugando reímos, nos retamos, olvidamos el reloj. Estas cualidades han hecho que las estrategias de gamificación, que buscan incorporar elementos propios del juego a otros contextos, se hayan popularizado en los últimos años.
En esta ocasión, queremos invitarte, a través de un juego, a conocer algunos consejos sobre el uso de la gamificación en las experiencias educativas, sus beneficios y buenas prácticas.
El recreo escolar es uno de los momentos de la jornada educativa que, por su especial condición, se figura como excepcional en la intencionalidad educativa al interior de la escuela. En este se vivencia una educación no formal —en un espacio formal— de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Luzuriaga (1995) citado por Velandia (2017), explica que solo en las últimas décadas empezó a ser mirado como un espacio más de formación en el que los niños y jóvenes se relacionan entre sí, ponen en ejercicio las normas aprendidas y pautas de convivencia mientras realizan actividades comunes a este espacio de tiempo como son la práctica de juegos, la expresión corporal, las charlas, la fila para comprar en las tiendas y las prácticas deportivas.
Para los estudiantes, el momento de recreo es un tiempo de esparcimiento, goce y disfrute porque es la oportunidad de salir de la rutina de las clases, de sentirse liberados. Esa misma libertad es la que les permite manifestar su conducta de manera espontánea y real, como si estuviesen en sus espacios cotidianos de vida (Chávez, 2013). Esas conductas son aprobadas o desaprobadas por ellos y llevadas al contexto social donde, si fueron positivas se reafirman y si fueron negativas o desaprobadas existe la oportunidad de replantearlas. En esto hay un avance reflexivo del individuo participante del descanso escolar. De acuerdo con Locke (1690), para comprender hay que vivir la experiencia; a partir de esta afirmación, se infiere que las experiencias hacen parte del transcurrir diario de la escuela y que los estudiantes evitan realizar algunas actividades debido a experiencias vividas en el patio de recreo.
El Ministerio de Educación Nacional, MEN (2003) da las orientaciones para aplicar el Decreto 1850 de 2002 sobre la jornada escolar. Allí se aclara que “las actividades lúdicas y recreativas que las Instituciones Educativas organizan durante la jornada escolar en tiempos comprendidos entre los períodos de clases constituyen una actividad educativa muy importante para el desarrollo de actitudes y valores fundamentales en el desarrollo personal” (p. 2).
Desde esta propuesta del Ministerio, me surge la necesidad de preguntar por la interpretación de las percepciones que tienen los estudiantes de la básica secundaria de la Institución Educativa Betsabé Espinal del municipio de Bello sobre el recreo escolar. Quise entender cuáles eran esos aprendizajes significativos que los estudiantes perciben del recreo escolar, observar vivencias adquiridas y entender de qué forma esas interacciones generan avances en temas como la corporeidad, lo axiológico y la interculturalidad en ese momento único de la escuela.
Me interesé por indagar, analizar y comprender las diferentes interacciones que los estudiantes tienen en el recreo escolar, desde distintos escenarios educativos y situaciones problemáticas que, de cierta forma, dan cuenta de sus sentires, sus aprendizajes previos y sus distintas formas de expresión.
La presente experiencia se soporta teóricamente en referentes conceptuales sobre el recreo; estos contribuyen a la comprensión de situaciones y problemáticas que desde la investigación educativa se abordan alrededor del tema. A propósito, el MEN (2003) considera el recreo escolar como “espacio real donde se aprenden y practican competencias para la convivencia, el respeto y la defensa de los derechos humanos y el ejercicio de la pluralidad” (p. 11). A través de estas interacciones se manifiestan diversas formas de entender el recreo, cada estudiante le da el significado a este momento de acuerdo con el modo de vivirlo, en él refleja actitudes comportamentales y valores que se han aprendido en el entorno educativo interno (institución educativa) o externo (hogar, barrio o sector) en que interactúa.
Como se percibe el recreo no es como realmente se vive, hay un orden en medio de ese desorden que se observa desde afuera. En consonancia con David Lebreton (2007), la percepción no es la realidad sino el modo de sentir la realidad. En esa realidad desordenada, mis estudiantes manifestaron lo siguiente, en relación con los sentimientos: ¿Cuáles son los sentimientos que experimentan en el recreo?
«Lo que más me gusta hacer en el descanso es cuando tenemos balón, recochar ahí entre amigos, jugar baloncesto o futbol o cuando no tenemos balón hacernos así en el grupito que siempre nos hacemos y ponernos a recochar o a hacer como rimas y así nos reímos y la pasamos bien sin pelear, así lo manifestó el grupo focal uno integrado por estudiantes de sexto y séptimo» Respuesta del grupo focal 1, grados sexto y séptimo (GF1, 6º-7º).
Las respuestas asociadas a este interrogante dan cuenta de los aportes a la configuración de las percepciones en lo axiológico de los estudiantes en el recreo escolar. Emergen relaciones con varios tipos de sentimientos, que pueden ser negativos o positivos, expresados por los estudiantes. Entre los positivos se identifican algunos que reflejan relaciones de calidez cuando se comparte, cuando se tienen en cuenta los gustos, se solidarizan entre pares, se aprende a relacionarse y a reconocer falencias personales (defectos), cuando se fortalecen lazos de amistad basados en la tolerancia y el respeto, cuando el cariño y la empatía fortalecen lazos cordiales basados en el buen trato y el reconocimiento del otro. Un testimonio al respecto es el siguiente: «se siente bien, pues ya vamos a tener mucho tiempo para hablar con nuestros amigos y hacer muchas actividades de las que no podemos hacer en clases, por los profesores y así. Pues se siente bien» (GF2-8º). La anterior expresión es el reflejo mismo de sentimientos de satisfacción, bienestar, felicidad y amor que se entretejen a partir de las buenas interacciones entre estudiantes. Otros sentimientos en la misma línea se relacionan con la tranquilidad, la paz y la felicidad al afirmar que pueden descansar, relajar la mente, liberarse y eliminar el estrés a la hora del recreo. Así lo confirma el siguiente aporte: «es el momento de estar con mis amigos y estar tranquila y relajada y todo como para descansar ya del estudio y de todas esas cosas» (GF2-8º). Lo anterior solo es un pequeño aporte que, en materia axiológica, potencia el recreo para la transformación de tejidos sociales en nuestras comunidades.
La cultura dialógica se vive en el patio del recreo escolar
Grugeon (1995) citado por Costa y Silva (1999) plantea que: “el patio es el sitio en donde encuentra su cultivo la cultura oral, una especie de contracultura subversiva que se opone a la oficial de la escuela” (p. 6). En relación con el aspecto cultural, específicamente con el diálogo, los participantes manifiestan lo siguiente: «hablar con mis amigos es una de las actividades que a mí más me gusta sobre todo en persona» (GF2-8º), «Digamos que uno está en un ambiente en el que está estudiando, uno dice bueno, yo aprovecho el tiempo haciendo lo que me pusieron a hacer y uno hablando, eso depende mucho de los ambientes y de la disposición» (GF2-8º). Lo anterior da cuenta del énfasis que los estudiantes ponen a la conversación que permite el recreo, allí pierden el temor, la pena, asumen conversaciones que quizás en otro ambiente no son posibles. Ahora bien, eventualmente se develan temas que pueden convocarlos al diálogo: «Algunas veces criticando personas, otras hablando cómo nos fue a cada uno en el colegio, en el salón, qué nos pusieron a hacer” (GR3-9°). La alusión al hecho de criticar a otros llama potencialmente la atención, puesto que se evidencia un posible rasgo cultural que eventualmente diría mucho del contexto en el que los estudiantes construyen sus relaciones.
Un elemento fundamental de la cultura es el diálogo. El éxito del aprendizaje toma fuerza cuando las interacciones dialógicas buscan formar y transformar, desde un currículo que se sale del oficial y que se puede forjar entre pares desde un espacio como el recreo. Desde Aubert et al. (2008), se deja ver una propuesta de diálogo igualitario donde se hace un reconocimiento a la inteligencia cultural y a los conocimientos previos en el contexto sociocultural. Los chicos manifiestan, en otras palabras, lo afirmado por el autor: la importancia de un diálogo directo entre pares para hablar de sus propias vivencias.
La cultura del autocuidado hace presencia en el recreo escolar, un aprendizaje no muy visible.
Desde el pensamiento de Foucault (1990), el cuidado de sí establece una relación primaria con el yo, desde el establecimiento de sus propias prácticas conductuales sobre sí. Dentro de las actividades conductuales que acostumbran a hacer los estudiantes en el recreo, está el autocuidado; así lo señala el siguiente testimonio: «en la primaria como que no pueden detener las emociones y por eso ocurren accidentes, en cambio en bachillerato ya se saben controlar, ya no corren» (GF2-8º); también afirman: «no lo hago porque esté en la norma sino que es cosa de sentido común y como a mí me enseñaron desde muy pequeña que tratar bien a los demás es un buen negocio» (GF2-8º). Lo anterior puede asociarse a una práctica reivindicativa del buen trato que se vuelca sobre sí mismo, pero que se extiende al otro. Rivera (2006) afirma que el autocuidado en los seres humanos es fundamental para regular los factores que amenazan su vida y su salud. En lo expuesto por este autor y las apreciaciones de los estudiantes, se observa que hay una decisión autónoma en relación con el autocuidado y el cuidado del otro, develando una afectación positiva en lo concerniente a la salud física y mental de los estudiantes.
Recreo, juego y deporte: una tradición cultural
Para Huizinga (1972) “El juego auténtico, puro, constituye un fundamento y un factor de la cultura” (p.17). El juego y el deporte han sido, son y serán una tradición cultural: «si mi abuelo jugó, mi papá y mi mamá juegan y mis amigos juegan, yo también juego». Esa fue la respuesta Carlos José Mosquera, estudiante de quinto grado, cuando le pregunté por qué jugaba en el recreo escolar.El proceso de tradición que se vive en el patio del recreo deja aprendizajes inimaginables en niños y niñas que participan de él. El juego es un rasgo cultural que, desde su espontaneidad, permite la apropiación y el desarrollo de las tradiciones que se viven en el patio del recreo.
En síntesis, la experiencia anteriormente comentada devela que la escuela tiene un currículo oculto situado que hace algunos aportes a los aprendizajes sociales que se ubican en las comunidades, que las percepciones que muchas veces se tienen sobre el recreo escolar no reflejan la realidad de lo que en medio de él se vive. En el recreo escolar hay una cultura dialógica que se abre caminos hacia la potencialización de un ser que se cuida y que cuida a los demás, que desde lo corporal y lo axiológico contribuye a la transformación de un tejido social más justo para todos ya que descubre que el deporte, el jugo y la recreación solo son un medio para alcanzar su educación integral donde el recreo es un aliado más.
José Argiro Mosquera Magíster en Educación, especialista en Pedagogía y Didáctica y en Evaluación Pedagógica
Referencias bibliográficas
Aubert, A., Flecha, A., García, C., Flecha, R., y Racionero, S. (2008). Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información.
Costa, M, y Silva, R. (2009). La cultura del patio de recreo: las relaciones de niños y. niñas en primaria.
Chávez, A. (2013). Una mirada a los recreos escolares: el sentir y pensar de los niños y las niñas. Universidad Nacional Heredia.
Ministerio de Educación Nacional, MEN (2011). Orientaciones para la institucionalización de las competencias ciudadanas.
Ministerio de Educación Nacional, MEN. (2003). Directiva ministerial 03: Orientaciones para aplicar el decreto 1850 de 2002.
Huizinga, J. (1972) Homo Ludens.
Le Breton, D. (1945). El sabor del mundo. Una antropología de los sentidos.
Merleau, P. (1945). Fenomenología de la percepción.
Rivera, A. (2006) Autocuidado y capacidad de agencia de autocuidado. Revista avances en enfermería.
Velandia, N. (2017). Interacciones comunicativas: una exploración del juego dentro del recreo escolar de la Institución Educativa Ciudad de Villavicencio. Universidad Santo Tomás.