Se cree que quien hace parte de la educación superior tiene todos los implementos tecnológicos y las habilidades para un uso apropiado de estos, porque la época actual lo hace posible. Sin embargo, todo proceso —así como toda persona— tiene sus particularidades, por eso es preferible no generalizar cuando se trata de acceso tecnológico.
Las universidades tienen en la actualidad una tendencia hacia los cursos virtuales que posibilitan mayor cobertura educativa desde el acceso remoto, es aquí cuando entra en juego la flexibilidad curricular, con la cual es posible conseguir los objetivos académicos organizando oportunidades de aprendizaje de acuerdo con los contextos sociales, la factibilidad de acceso tecnológico y los estilos de aprendizaje de los estudiantes.
A partir de esto la diversidad social se entreteje con las metodologías de enseñanza, y aunque mucho se habla de lo complejo de la enseñanza cuando se particulariza la evaluación, este es un ideal educativo. Entonces, es importante centrar la atención en la accesibilidad a la información mediada por plataformas tecnológicas. ¿Qué hacer cuando la enseñanza remota posibilita llegar a la ciudad y a la subregión pero el estudiante se matricula y no tiene la conectividad apropiada? ¿Cómo aprovechar herramientas alternas para evidenciar la formación y establecer comunicación activa durante la construcción de aprendizaje? Aquí se dejan algunas posibilidades:
Seguramente pasan por tu mente experiencias y estrategias usadas para conseguir la meta académica desde acciones de flexibilidad en el currículo, ¿te gustaría contarnos algunas en los comentarios?
Angela Maria Arboleda
Asesora pedagógica
Ude@ Educación Virtual