Flexibilidad curricular vs. acceso tecnológico

Se cree que quien hace parte de la educación superior tiene todos los implementos tecnológicos y las habilidades para un uso apropiado de estos, porque la época actual lo hace posible. Sin embargo, todo proceso —así como toda persona— tiene sus particularidades, por eso es preferible no generalizar cuando se trata de acceso tecnológico. 

Las universidades tienen en la actualidad una tendencia hacia los cursos virtuales que posibilitan mayor cobertura educativa desde el acceso remoto, es aquí cuando entra en juego la flexibilidad curricular, con la cual es posible conseguir los objetivos académicos organizando oportunidades de aprendizaje de acuerdo con los contextos sociales, la factibilidad de acceso tecnológico y los estilos de aprendizaje de los estudiantes.

A partir de esto la diversidad social se entreteje con las metodologías de enseñanza, y aunque mucho se habla de lo complejo de la enseñanza cuando se particulariza la evaluación, este es un ideal educativo. Entonces, es importante centrar la atención en la accesibilidad a la información mediada por plataformas tecnológicas. ¿Qué hacer cuando la enseñanza remota posibilita llegar a la ciudad y a la subregión pero el estudiante se matricula y no tiene la conectividad apropiada? ¿Cómo aprovechar herramientas alternas para evidenciar la formación y establecer comunicación activa durante la construcción de aprendizaje? Aquí se dejan algunas posibilidades:

Seguramente pasan por tu mente experiencias y estrategias usadas para conseguir la meta académica desde acciones de flexibilidad en el currículo, ¿te gustaría contarnos algunas en los comentarios?

Angela Maria Arboleda
Asesora pedagógica

Ude@ Educación Virtual

Mi experiencia con los cursos de Preparación para la Vida Universitaria

Admito que, cuando me inscribí al curso de Preparación para la Vida Universitaria, estaba mucho más interesada en la parte de razonamiento lógico que en la de competencia lectora. Sin embargo, viendo un en vivo, caí en la cuenta de que esta última es muy importante, incluso, en la resolución de problemas lógicos y que, aunque acertara todas las preguntas de razonamiento —cosa que es complicada—, si no respondía bien las relacionadas con la lectura no tendría un buen resultado en el examen. 

Empecé los contenidos con poco interés, sentía que los hacía por cumplir, por realizar las actividades y tener una nota; hasta me aburría y no pensaba en lo realmente importante: aprender. Pero el curso me dio una lección, en mi primera actividad me fue muy mal, me puse triste y ansiosa, comencé a pensar que todo esto no era para mí y que por algo estaban pasando todas estas cosas (pandemia, confinamiento, entre otras). Por tal motivo, estuve varios días sin ingresar a la plataforma.

Hasta que vi un en vivo que, si mal no recuerdo, trataba sobre el aplazamiento del examen de admisión, y parece que Diosito hubiese mandado un mensaje a través de la profesora del curso, porque en esa transmisión se habló precisamente de la situación por la que estaba pasando. Era increíble escuchar cómo las palabras que ella mencinaba eran las mismas que se repetían en mi cabeza: «esto no es para mí». Su mensaje de aliento fue reconfortante y me impulsó a seguir.

Luego de eso, retomé todos los contenidos del curso y me sorprendí con mi cambio de actitud y la mejora en la comprensión de los temas y en el desarrollo de las actividades.

Angélica Guzmán Crespo
Estudiante de los cursos de Preparación para la Vida Universitaria