Fortalecimiento de la lectura, la escritura y la oralidad: un cuento para quedarnos

Pessoa, en uno de sus ensayos, nos invita a ser plurales como el universo; así es la Universidad: se compone de diversidad de contextos, epistemes, capacidades, necesidades, saberes y lenguajes. 

La iniciativa Permanencia Universitaria, vinculada a la Vicerrectoría de Docencia, reconoce esta diversidad; reafirma el derecho a la educación universitaria con criterios de equidad, desde enfoques socioculturales y pedagogías críticas para todos y todas, y acoge la idea de que “ (…) la permanencia y la inclusividad, en tanto fenómenos, se preguntan por los rostros, los cuerpos que habitan la Universidad expandida y por sus entramados simbólicos, cognitivos, culturales y lingüísticos” (Universidad de Antioquia, 2022). 

Permanencia vincula a aspirantes, estudiantes y profesores de la UdeA mediante procesos y estrategias que les permitan el ingreso, la permanencia y la graduación. Todo esto, mediante cuatro senderos: accesibilidad, acompañamiento, formación y formalización. 

De este modo, Permanencia es también un universo de saberes, propuestas e invitaciones a quedarnos a transformar la Universidad y a dejar que ella nos transforme, que pase por nosotros. Por ello, queremos hacer zoom sobre el sendero de acompañamiento y, a su vez, sobre el fortalecimiento en prácticas de lecturas, escrituras y oralidades -LEO- que se acoge al Plan de Desarrollo de la Universidad (2017-2027), ya que busca consolidar estrategias para la eliminación de “barreras académicas que afrontan los estudiantes (…) en sus procesos de aprendizaje y en su participación durante el ciclo de vida universitaria” (Universidad de Antioquia, 2017, p. 52). 

Conversamos con tres integrantes de Permanencia que pertenecen al componente de fortalecimiento en prácticas LEO para que nos contaran más sobre ellos, la iniciativa de la que hacen parte, sus oportunidades, retos y las diversas formas en las que nos podemos vincular quienes hacemos parte de la U. 

Luisa Gómez
Correctora de estilo
Ude@ Educación Virtual

Referencias bibliográficas

Universidad de Antioquia (2022). Acerca de Permanencia. [En línea]. https://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/institucional/permanencia-universitaria/acerca-permanencia 

Universidad de Antioquia (2017). Plan de desarrollo 2017-2027. http://www2.udea.edu.co/webmaster/multimedia/plan-desarrollo-udea/plan-desarrollo-udea.pdf

Sobre la escritura académica:  consejos de una correctora de estilo

¿Te has enfrentado a la escritura de textos académicos? O, ¿conoces algunos de los aspectos básicos para hacerlo? Sabemos que, como miembros de la comunidad académica, nuestros artículos, trabajos y productos de creación deben satisfacer ciertos estándares de calidad, tales como el correcto uso del lenguaje, la presentación coherente de la información, entre otros. Pongamos como ejemplo a los estudiantes, a quienes se les exige el empleo de fuentes confiables de información y el utilizar adecuadamente las normas de estilo y citación. 

Este último requerimiento es uno de los más importantes. Existen diversos manuales de estilo (también de citas y referencias), tales como APA, Vancouver, Chicago, IEEE, etc., utilizados en el ámbito académico para la escritura y presentación de textos. El uso de estos es fundamental ya que establece “guías editoriales de publicación de acuerdo a determinadas disciplinas (…) [y aseguran] una presentación clara y consistente del material escrito” (Vázquez, 2017, párr. 2-3); además, determinan el formato para las referencias, las citas, las tablas, las gráficas, los encabezados, la redacción, entre otros. 

Sin embargo, más allá de elaborar un texto que posea un tipo de letra específico o emplee negrita en los títulos, las normas de estilo permiten que se utilice correctamente la información. Es inevitable incluir las voces de otros autores en nuestros trabajos, sea para consolidar nuestros argumentos, presentar un marco teórico, ejemplificar, entre otros. En cualquier caso, es indispensable citar adecuadamente a los autores si deseamos hacer un uso ético de las fuentes y no incurrir en plagio. 

A continuación, te ofrecemos algunos consejos que podrás tener en cuenta para la escritura de tus textos:

  • Desde el comienzo, selecciona el tono con el cual te dirigirás a tus lectores, sea formal, informal o impersonal. Si te fijas, en este texto hemos utilizado el tuteo para hablarte, así mismo usamos un tono informal y cercano. 
  • Recuerda que, dependiendo del área del conocimiento en la que trabajes, hay una norma de estilo preferencial. Por ejemplo, en humanidades es común utilizar las normas APA, en cambio, en el área de la salud se suele usar Vancouver.
  • Siempre debes tener presente la forma correcta de citar y referenciar, de acuerdo con la norma que uses, para evitar incurrir en plagio. Incluso el autoplagio puede suceder, si vuelves a dar información que ya hayas presentado en un texto ya publicado.
  • Te sugerimos realizar fichas bibliográficas de las fuentes que vayas a utilizar, así no olvidarás la información necesaria para realizar la referencia bibliográfica. 
  • Te recomendamos que, en lo posible, utilices las fuentes primarias de la información y no tomes la información de una página de Internet.

Además de lo anterior, desde Ude@ hemos planeado una serie de sugerencias, tips y actividades sobre las normas de citación, los derechos de autor y las fuentes confiables de información. Podrás encontrar diferentes publicaciones en nuestras redes sociales, donde explicamos los aspectos básicos y fundamentales de las normas de estilo más utilizadas, así como recomendaciones de bases de datos e imágenes, sugerencias de nuestro equipo de correctores, etc. 

Además, si desear profundizar en el tema de fuentes académicas de información, queremos recomendarte nuestro artículo Ocho motores de búsqueda académicos o de investigación. 

Cuéntanos, ¿ya conocías estas bases de la escritura académica o tienes algún otro consejo que puedas compartir con nosotros?

Mariana Rodríguez
Correctora de estilo
Ude@ Educación Virtual

Referencias bibliográficas

Vázquez Travieso, R. L. (13 de marzo de 2017). El manual de estilo y su función. Centro para la Excelencia Académica. https://cea.uprrp.edu/el-manual-de-estilo-y-su-funcion/ 

Mi experiencia con el aprendizaje en línea

Durante mis años de colegio, Rosetta Stone fue el primer acercamiento que tuve con una modalidad de aprendizaje autónomo, luego vino Edmodo, después Khan Academy, más adelante Coursera y Google Classroom, y muchas otras fuentes útiles. Las redes sociales nacieron y prosperaron mientras yo estudiaba la secundaria, y la idea del aprendizaje en línea fue evidente. Ahora, como muchos otros estudiantes de educación superior, me reencuentro con este durante el tiempo de aislamiento social, de una forma casi obligatoria. Sin embargo, a partir de estas experiencias pasadas y otras más actuales pude reconocer que, para disfrutar de este y no reprobar en el intento,  era necesario tener en cuenta tres cosas.

En primer lugar, se hizo indispensable reconocer qué tipo de estudiante era y llegué a la conclusión de que hago parte del grupo de alumnos independientes y motivados que, de alguna u otra forma, necesitan algún tipo de estructura. Me encantó el hecho de que podía moverme al ritmo que creía necesario, incluso, si me demoraba hasta la medianoche. Los cursos en línea actuales, desde mi punto de vista, son maravillosos para las personas que, como a mí, les gusta escabullirse en un contenido hasta lograr su comprensión o hasta que se les sequen los ojos. Lo que suceda primero. 

La necesidad de la estructura, por otra parte, proviene de mi necesidad de confirmar el conocimiento adquirido o de solicitar una extensión en dicha comprensión. Para mí eso es esencial, sin importar si es una clase de idiomas, de crochet, de escritura o de cocina. Yo tiendo a disfrutar del diálogo y de ser orientada cuando aprendo y estos, por obvias razones, son importantes para mi formación en la mayoría de los casos. Por eso comencé a rehuir aquellos cursos que carecían de diálogo y de un plan de estudio determinado, pero que requerían ver videos interminables, tomar notas, responder preguntas, evaluar y repetir.

También hay algo valioso de la adquisición de esa estructura que surge cuando uno, como estudiante, debe reunirse en momentos específicos durante la semana o realizar ciertas entregas puntuales. Aprender a construir mi propio calendario y hacer un seguimiento de las tareas que debía realizar ha sido muy importante para mi proceso formativo y mi crecimiento personal. 

En segundo lugar, otorgar importancia a las opciones de interacción (sincrónicas y asincrónicas) propuestas. Hace algún tiempo tuve la oportunidad de matricular un curso virtual en una universidad extranjera y el docente, en ese entonces, no nos permitía el envío de notas de voz para realizar nuestras preguntas sobre los trabajos y proyectos propuestos, tampoco planteó asesorías o encuentros sincrónicos para la realimentación de estos.

En vez de eso, teníamos que escribir nuestras dudas (algunas muy puntuales y otras bastante extensas), adjuntar una foto de la sección del proyecto en el cajoncito del chat para que el docente supiera de qué estábamos hablando y enviar todo a un tablero de mensajes que estaba disponible durante una hora a la semana. Pasado este tiempo, se inhabilitaba hasta la semana siguiente. Recuerdo que al poco tiempo había perdido la motivación y opté por cancelar el curso. 

La interacción es una pieza necesaria de aprendizaje en línea. Si bien, hay algunas cuestiones académicas que pueden abordarse de forma escrita, el uso de notas de voz, la dedicación de algunos minutos para la realización de videollamadas a través de plataformas como Zoom, Skype o Google Meet, permiten que uno como estudiante pueda expresar sus ideas de forma directa, plantear las discusiones de una forma más controlada y profundizar nuestro propio conocimiento y comprensión de temas y conceptos. La interacción que proponga el docente es importante, al igual que sus comentarios y orientación oportuna.

En tercer lugar, aprender a planificar mis horas de estudio. El mayor nivel de estupefacción que he tenido hasta ahora es haberme dado cuenta durante algunos de mis procesos de aprendizaje en línea que, si bien tenía encuentros sincrónicos pocos días a la semana y durante ciertas horas, si no planificaba bien la realización de mis deberes académicos, no iba a tener tiempo para nada. La responsabilidad de dedicar un promedio de horas al estudio autónomo de cualquier contenido se mantiene y, de hacerlo de forma correcta, permite flexibilidad suficiente para aprender, adelantar contenidos y dedicar tiempo a las diversas actividades de ocio en toda su extensión.

Asimismo, para mí fue esencial desarrollar un comportamiento como estudiante en modalidad virtual y descubrí que tener un sistema general de flujo de clase hacía que estas fueran más llevaderas. Por ejemplo, para un contenido sencillo cuyo tiempo estimado era 1 hora, destinaba 25 minutos para revisión y lectura de los materiales, 20 minutos de práctica, 10 minutos de descanso y 5 minutos de finalización y preparación para el próximo contenido.

Es cierto que todos aprendemos diferente. Hay personas que no logran adaptarse a las dinámicas virtuales y eso no está mal; otras, como yo, logran tener experiencias positivas. Hasta el momento, he tenido la oportunidad de matricularme en diversos cursos, unos de carácter académico y otros más laxos, que me han permitido desarrollar diversas aptitudes para el manejo del tiempo, el uso de nuevas herramientas y recursos, y generar nuevos intereses. Este tipo de formación puede ser muy valiosa, siempre y cuando se aborde con un interés genuino, de una forma ordenada y se cuente con las herramientas adecuadas.

María José Mercado Castrillón
Estudiante de Filosofía